Poco a poco, el azul celeste
Se vuelve oscuro
Y tus ojos siguen siendo verdes,
Tus ojos son el espejo del mundo.
Lo repito, hay momentos perfectos. No es solamente la desaparición de la vulgaridad del mundo; no es sólo el silencioso equilibrio inherente a los gestos tan simples del amor, el cuidado y el baño de un niño. Es la idea de que este equilibrio podría ser duradero; de que nada, de un modo razonable, se opone a que dure. Es la idea de que ha nacido un nuevo organismo, de gestos armoniosos y limitados; un nuevo organismo en el cual podemos, desde ahora, vivir.
La noche regresa, final del sol
Sobre el pinar inevitable
Y tus ojos siguen siendo iguales,
La jornada es completa y estable.
Michel Houellebecq: Renacimiento.