No necesita mucho
la vida para transcurrir,
para sucederse.
Quizá alguien que atienda
al abandono de sus nidos
o a la broza en sus caminos;
alguien que la ame,
como aman los dioses
a los cielos antiguos,
profundamente.
Alejandro Simón Partal: Una buena hora.
Foto: Tallín, Estonia © Juan Medina