Pío Baroja: La feria de los discretos



-     Me esfuerzo en ver los dos –respondió Escobedo-: el lado del sol y el lado de la sombra. Creo que sí, que en cada acción, en cada hombre, hay luz y hay oscuridades, hay también casi siempre una faz seria y trágica y otra burlona y grotesca. Yo, a fuerza de mirar continuamente la faz trágica, comienzo a ver la grotesca.

-     ¿Y de qué le sirve a usted eso? –preguntó don Gil.

-     De mucho. De un hombre fúnebre y lacrimoso, me voy transformando en un misántropo jovial. Cuando llegue a viejo pienso ser alegre como unas castañuelas.

-     ¡Filosofía griega! –dijo con desdén don Gil.

 

 Pío Baroja: La feria de los discretos.

 


Foto: Los tres monos sabios, San-Saru, Santuario Toshogu, Nikko, Japón  © Juan Medina