Bernard Malamud: Las vidas de Dubin

 





Dubin lo observaba sin dejar de meditar.

-    Yo creí que las biografías -los millares de vidas que he leído y las pocas que he escrito- me enseñarían a discernir un pensamiento certero de un pensamiento errado. Creí que a mi edad habría aprendido a obrar como y cuando se debe.

-    ¡Todavía andas a vueltas con el conocimiento! Según lo que decía tu amigo en un pasaje inolvidable que me leíste cierta vez, hay que dejarse invadir por la vida. No se prejuzgan las flores, ni el azul del cielo.

 

Bernard Malamud: Las vidas de Dubin.



Foto: Lagoa do Fogo, Água de Pau, São Miguel,  Azores, Portugal  © Juan Medina