La idea es
la misma que tuvo Octavio Paz cuando propuso combatir el progreso con el
regreso: «El regreso», no a las cavernas sino, partiendo
de esa persona en la que nos hemos convertido, «volver a la fuente del origen y
beber su agua de imágenes».
El poeta nos
invita a plantearnos el regreso a nosotros mismos a través de la poesía, o del
amor, que «son experiencias no productivas, son antiproductivas»… La poesía no
es conocimiento, como lo es la ciencia, sino reconocimiento; «la poesía, el
amor y la contemplación son maneras de reconocer: de reconocernos a nosotros, a
los otros y al mundo», advierte Paz. El sexo, el modo volcánico del amor, fascina
porque nos regresa al origen, a la fuente primigenia y quien lo experimenta
sale renovado por ese regreso.
Jordi
Soler: Mapa secreto del bosque.
Foto: Macizo de Anaga, Tenerife, España © Juan Medina