Así que cuanto arriero recorría esos rumbos alcanzó a saber
de ella y pudo saborearse los ojos mirándola. Porque por ese tiempo, antes de
que desapareciera, Matilde era una muchachita que se filtraba como el agua
entre todos nosotros.
Juan Rulfo: La herencia de Matilde Arcángel. El llano en llamas.
Foto: Palermo, Sicilia © Juan Medina