Siempre
sentí que estábamos en el mismo barco, compartiendo la misma aventura. Leíamos
los mismos libros y hablábamos de ellos: libros para niños, relatos de
aventuras, y después novelas, historia, biografías, poesía, Shakespeare. Disfrutábamos
de nuestra recíproca compañía y estábamos ávidos de ella. Esta sí que es una
prueba: más que la devoción, la admiración, la pasión. Suspirar, y hacerlo por
la compañía de alguien, eso es amor.
Foto: La
Valeta, Malta © Juan
Medina