Para ti y para mí la casa ya es muy grande
y las tardes muy largas en invierno.
Ya todo lo que ocurre se ha parado.
Hasta la oscura larva que en la viga
iba abriéndole al tiempo un caz sombrío,
se detuvo, y silencio es lo que siembra.
Por el monte la niebla va bajando
con las botas hundidas en el barro,
llueve sin peso y con la luz del sol
los viejos olivares se platean...
Para ti y para mí la casa es ya muy grande.
Suena como una nana en algún sitio,
una nana muy dulce en la que muere
acunado el amor, mientras se duerme.
Andrés Trapiello: Para ti y para mí. Un sueño en otro.
Foto: Helsinki, Finlandia © Juan Medina