Vasili Golovánov: Visiones de Asia





 


Rocas.

Hay muchas. Las han levantado los hombres que vivieron dos, tal vez tres mil años antes o más.

Hay tantas alrededor que incluso las reunidas en el patio de museo de Kizil, las ancestrales lápidas funerarias de los ashide y los ashina, las primeras tribus túrquicas aparecidas aquí, no parecen tan impresionantes como éstas. Resulta, en efecto, realmente sorprendente esta hueste que se lanza hombro con hombro. Todos llevan barba y tienen una mirada de asombro en sus ojos redondos, y además cada uno de ellos lleva en una mano un vaso –el vaso de la vida o del destino- que han de beber hasta el fondo. Y ya está, se lo han bebido, y ahora se lanzan con sus ojos llenos de asombro, creyendo que todo ha terminado. Y allí, en el patio del museo, es imposible desprenderse de la conmoción que provoca este postrer asombro del hombre que ha bebido hasta el fondo su porción de suerte…

Vasili Golovánov: Visiones de Asia.