Jesús García Calderón: Una ciudad traicionada. La ciudad de Badajoz como temperamento

 






Badajoz guarda con frecuencia un curioso aire de ausencia que determina esa condición interior que la hace tan especial. Sea la distancia exacta con el mar, la influencia melancólica y persistente de Portugal o sea la luz clara que atesora tan a menudo, el caso es que uno siente que la ciudad lo recoge y lo guarda con ella con un intenso sentido de pertenencia y refugio. Esta sensación debía ser mucho más intensa en el pasado, cuando se conservaba intacta su condición de baluarte.